Por Miguel Ángel Ruvalcaba Molina
El mercado de las criptomonedas en México está viviendo un momento de notable crecimiento, no solo entre inversionistas individuales, sino también en el sector empresarial. En un entorno económico marcado por la digitalización, la búsqueda de alternativas financieras y la necesidad de mayor eficiencia en las transacciones, cada vez más empresas mexicanas están integrando activos digitales como Bitcoin, Ethereum o stablecoins a sus operaciones.
Según datos de la consultora Triple A, cerca del 12% de los mexicanos ha tenido alguna experiencia con criptomonedas, y el uso corporativo ha ido en aumento. Desde grandes cadenas hasta pymes, los negocios están empezando a aceptar pagos con criptos, realizar operaciones transfronterizas o invertir en estos activos como una forma de diversificar sus reservas.
¿Por qué las empresas mexicanas voltean a ver las criptomonedas?
El atractivo principal radica en la descentralización, la rapidez y la baja comisión de las transacciones internacionales, lo que resulta especialmente valioso para empresas que importan o exportan bienes. Además, la alta inflación del peso mexicano ha llevado a algunas compañías a buscar formas de proteger su valor patrimonial a través de stablecoins como USDT o USDC, que están ancladas al dólar estadounidense.
“Antes tardábamos hasta cinco días hábiles en pagar a nuestros proveedores en Asia. Hoy, con USDC, lo hacemos en cuestión de minutos”, explica Karla Sánchez, directora financiera de una empresa textil en Puebla. “Y con menor comisión que un banco”.
Casos de uso: del pago al financiamiento
En México, empresas tecnológicas, comercios en línea, agencias de marketing y hasta cafeterías han empezado a aceptar pagos en criptomonedas a través de plataformas como Bitso, Binance o Strike. Además, comienzan a surgir soluciones de crédito respaldado por criptoactivos, una opción atractiva para pymes que no tienen acceso fácil a financiamiento bancario tradicional.
Algunas startups también han lanzado sus propios tokens o han explorado el uso de blockchain para la trazabilidad de productos o contratos inteligentes que automatizan procesos.
Desafíos y regulación
A pesar del entusiasmo, los desafíos persisten. La volatilidad de los precios, la falta de educación financiera y la incertidumbre legal son algunas de las barreras. La Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) y el Banco de México aún mantienen una postura cautelosa y han advertido sobre los riesgos del uso de criptomonedas sin una regulación clara.
Sin embargo, iniciativas como la Ley Fintech, aprobada en 2018, han sentado las bases para un ecosistema más sólido, y expertos señalan que una regulación más completa sobre activos digitales podría ser inminente en los próximos años.
Un futuro prometedor
Con una población joven, digitalmente activa y con creciente interés por las nuevas tecnologías financieras, México se posiciona como uno de los mercados más prometedores para la adopción cripto en América Latina. Si la tendencia continúa, el uso empresarial de criptomonedas podría dejar de ser una novedad para convertirse en una práctica común dentro del tejido económico del país.