El chupete electrónico

Por Juan Carlos Hernández Ascencio

El individuo está interesado en conocimiento de toda índole, está metido un día sí y otro también y todos los demás igual en generar la pasión de la comunicación en y a través de la tecnología, es así como actúa una y otra vez, conectado, ensimismado en la capacidad de convertirse en un hit de la comunicación sobre todo en las redes sociales.

Hay pasión poderosa para manifestar ideas, conversación, pero no sé si generé compromiso fundado en investigación y experiencia y sepa lo que dice, sin mentir o inventar para atraer la atención del otro, y quizá si improvisando una y otra vez, para no perder la atención del prójimo. Ideas retrogradas o no, qué importa porque lo que se busca es que nos den el tan esperado «like» y no caernos del pedestal en que nos encontramos en estas redes públicas.

Si bien es cierto que el sistema educativo hoy día necesita de usos de las tecnologías y sobre todo de la información también es bueno contabilizar del porqué vivimos obsesionados en las pantallas, el dato de que por 150 veces al día desbloqueamos el celular mientras estamos despiertos, es un comportamiento perceptible. Lo que está pasando con la tecnología no es casualidad, es una personalísima forma de intentar persuadir a los demás, es tan antiguo como el mundo, en forma de manipular aprovechando la vulnerabilidad de la mente, por el comportamiento, la psicología y la neurociencia.

Existe segmentación y ultra segmentación de los mercados de gente, para vender cada segundo e “hipnotizar” a los individuos para “sí vender” y usan cada tipo de trucos para atraer la atención a través de plataformas que vulneran la mente y con la voluntad y vaya usted a saber qué más.

Para alcanzar estos fines se necesita de la ingenuidad del consumidor si o si, pero nada es gratis porque una estrategia de la manipulación de uso convincente en la autoestima, considerando las redes sociales como el uso para saber cómo presumir lo más destacado del día del individuo que busca la «aceptación social» cuando se sabe visto por el «amigo» que le corresponde con su aprobación, dando un seguimiento a sus publicaciones un día, otro día y siempre.

Hay como un hackeo de nuestra atención de parte de las compañías cuando ponen publicidad y hay una competencia de todos con todos. Por eso utilizan notificaciones visuales y sonoras para llamarte la atención. El tema de la ética está aquí en entredicho, pero se escudan en que cada quien es «libre» de hacer de su tiempo lo que desee. Cuando algo es gratis bajamos la guardia, pero nada es gratis en mundo de las empresas. Piense, revise y dese cuenta. La dedicación para decidir a quién seguimos y que mostrarnos es clave para romper los efectos de este espejo contorsionado. Hoy se mide y está a la vista de todos, pues la cantidad que se recibe del » me gusta» está al alcance de todos. Es algo así como un pantano narcisista en la que estamos perdidos, persuadidos en la que nos han metido. Piense, compare y vea.

Por cierto, en la adolescencia es donde se manipula más, a través de videos especiales para cautivarlos. Pero la realidad es otra. El chupete electrónico está reemplazando el contacto físico. No sé ven los aprendizajes y experiencias que se pierden al no tener contacto directo de socializar con las y los chicos. Tremenda la generación de hoy en que nos encontramos, padres y madres debemos de estar más atentos en la casa y en familia con los pequeños que también ya usan las pantallas de la tecnología.

El teléfono Celular es más que eso, es todo multiusos, no solo es todo pues está con nosotros todo el día, prometiendo llenar el vacío de cada instante de nuestra vida, sin embargo, lo mejor por hacer es ser creativos, con las ventajas de la vida conectada, necesitamos entender cómo funcionan estos mecanismos para poder defendernos de la manipulación.
Qué tipo de conductas esperan de nosotros, las compañías, podemos aprovechar la tecnología para crear no para consumir, pensemos qué tipo de vida queremos vivir, y no ser lo que «otros» quieren que vivamos. Usar las cosas en tanto y cuánto sean para bien es la idea. ¡Hagámosle pues!

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *